El nuevo proyecto vital tenía que llevar mis dos apellidos. Mesquida representa la tradición vitícola familiar. El materno, Mora, es la tierra, la generosidad indiscutible y el que me acompaña cada día de mi vida.
Después de acabar Filología Catalana estudié Enología… desde siempre había querido elaborar vino. En 2004 me incorporé a la bodega familiar y las circunstancias de la vida me llevaron, en 2012, a emprender este nuevo camino que es MESQUIDA MORA.
La alineación titular para este trayecto vital la forman Kica Ferrando y Carles Oliver, compañeros inseparables en esta aventura. Ellos, junto con William Sánchez y Sebastià Català, hacen posible esta pasión. Sin dejar de lado al resto de personas que en momentos puntuales nos dan una mano en los viñedos y en la bodega. Todos ellos son el engranaje perfecto para seguir adelante.